LA CIUDAD DE LAS PLAZAS


La ciudad fue Polis, y la Polis fue Política.
Existen momentos en la Historia, en los que dejamos de ser puntos en el mapa. Dejamos de ser sitios para convertirnos en lugares.
Durante las últimas dos semanas, España se ha llenado de LUGARES.
Hablar de Política (al menos de una Política con la P mayúscula ) y hablar de Ciudad, es hablar de lo mismo. Son dos conceptos hermanos; son, etimológicamente, uno generador del otro. La Política es, en sí misma, la voz de la ciudad, la voz de la POLIS.
Me cuesta explicarme entonces, cómo algunas voces manifestaron su alteración advirtiendo que el 15-M no era tan sólo un movimiento ciudadano, sino político. Evidentemente, cualquier movimiento ciudadano, es en sí mismo un movimiento Político.
Mucho han tenido que cambiar las cosas en el mundo para que la preocupación manifiesta de una parte de la sociedad tranquila sea precisamente que el ciudadano haga política. Mucho se ha debido de alterar ese origen para que prefiramos mantenernos al margen de PARTICIPAR en todo lo que es nuestro,para que nuestras ciudades dejen de tener así ciudadanos (y por tanto polis-ticos), y convertirnos en meros USUARIOS.
La ciudad no puede, no debe, en mi opinión, convertirse en un organismo pasivo. No puede renunciar al potencial que, como elemento vivo dinámico, tiene para mover sociedades que de lo contrario, permanecerían estancadas en un estatismo crónico.
No se ha entendido un progreso en la historia ( no se entendería el Renacimiento ) sin un re-nacer de las ciudades. Lo que estamos viviendo estos días en España, es un re-nacer de lo que la ciudad significa. Es, en esencia, una reivindicación del ciudadano y de la ciudad como ente real de gobierno, como PARTÍCIPE de la toma de decisiones.
Es difícil comprender entonces que exista algún tipo de preocupación por lo que no es sino un síntoma de naturalidad, un,de hecho, regreso a la naturalidad misma y una vuelta del ciudadano a su ciudad.
En estas últimas dos semanas hemos oído la voz de gente que, lejos de opinionesprejuiciadas, se parecían en lo esencial y se diferenciaban en lo superficial. Las Plazas, ese rincón de espacio altruista que la ciudad nos deja, han lanzado una consigna unánime, la de la vuelta del ciudadano a la ciudad, la de recuperar la idea básica y esencial de que todos somos partícipes de la sociedad en que vivimos, la de que todos, tenemos derecho a participar.

escrito por Jaime Sanz de Haro

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