Casi todos los problemas que nos acechan son educativos:
Sin duda es importante para un país como el nuestro contar
con excelentes científicos y técnicos y podemos presumir de ello, aunque su
número sea menor que el deseado; Excelentes artistas, en todas las artes, los
tenemos y los hemos tenido siempre. También excelentes deportistas, al más alto
nivel.
Algo en nuestros genes y nuestra cultura (poso de cosas aprendidas y de retos superados que
dibujan nuestra forma de ser), produce un buen número de genios en muchos
campos. Aunque otros países puedan presumir por lo mismo, nos sentimos orgullosos de ello y lo celebramos.
Demasiadas veces, sin embargo, saciamos en el reconocimiento
de la singularidad del que destaca
nuestras aspiraciones como pueblo.
En los aspectos educativos cuesta mucho llevar a la
conciencia de la gente la necesidad de ensanchar esa
visión y conseguir poner al alcance de todos, si es posible y yo creo que
lo es, contenidos formativos esenciales que forman parte de la
educación en los países de nuestro entorno, semejantes en historia y cultura.
La educación que padecemos desde hace mucho esta
produciendo generaciones a las que apenas se
ha hablado de belleza, de
literatura, de historia, .de artes plásticas, de música, de poesía,..ni, por supuesto, de ciudad y de arquitectura.
Todo lo más, si acaso, como algo añadido, como un adorno.
Se ha propiciado la mirada macular, la del águila que solo
distingue y persigue su presa, mas aún, se ha enseñado a mirar el campo sólo
como el marco que rodea a la presa.
También a disputar la presa al vecino,
favoreciendo el individualismo y la competencia mal entendida. Se ha
obviado casi todo lo anterior y se ha concentrado la mirada en las matemáticas
y la economía y en todo aquello que se
consideraba necesario y "practico" para cazar presas. (Y, encima, con malos
resultados)
Alrededor de la construcción giran importantes aspectos
económicos, nadie lo duda, como de la industria de la moda, las artes plásticas,
la edición, el cine, la música, etc. Pero que nadie se confunda y un
Ministro tiene la obligación de confundirse menos que nadie: Si
hablamos de Arte, de Cine, de Literatura,
de Música ….o de Arquitectura, hablamos de otra cosa.
Para el gran ojo de la economía, todos somos poco más que agentes económicos. A un agente económico, considerado solo como parte del negocio general, se le puede rebajar, al parecer sin demasiados
escrúpulos, los “beneficios”
de la educación o de las prestaciones sociales…. Se le puede cargar con
la “culpa” de quedarse sin trabajo y no poder pagar su casa y echarle a
la calle con su familia. Si
hablamos de personas, hablamos de otra cosa.
El gran ojo de la economía nunca admitirá, aunque todos lo sepamos,
que determinados empresarios, determinados políticos y determinados banqueros
(con frecuencia los mismos) son los
auténticos responsables de esta situación, como también son responsables de esa
educación de los números, el mercado, el beneficio y de fomentar
el acceso a la propiedad privada.
Somos “presas” para la mirada macular del águila de la
economía.
¿Que mas le da al águila un ingeniero que un arquitecto? Si le produce más beneficio o puede cazarlo (el beneficio) antes y mas fácil……y si además
son mas a votar….
No hay otra forma de entender que se proponga invadir la actividad propia de los
arquitectos por otros profesionales que
carecen de la formación necesaria ni la misma ha sido
contemplada en sus planes de estudio.
¿Como se puede argumentar semejante desatino? ¿A quien se
quiere engañar?
Somos una profesión que habla de personas, que se ocupa de
configurar espacios, edificios y ciudades para la vida de personas, que tiene necesidad de mirar a todos
lados para comprender el mundo complejo que le afecta. Antes o después
desencaja de aquel planteamiento, de esa forma de mirar.
No es fácil explicar lo que hacemos a una sociedad con esas carencias y de la que
muchas veces nos hemos distanciado. Además,
cuando tratemos de explicar a la sociedad nuestro papel y el valor de lo que
hacemos, probablemente nos señalen los infelices entornos de nuestras ciudades
o el destrozo de costas y paisajes. Será difícil convencerles de que eso
tampoco es Arquitectura sino el lamentable y muchas veces nauseabundo producto
de una sociedad regida por criterios casi exclusivamente económicos.
Tal vez nos recuerden
ejemplos recientes de descontrol en los costes de algunos divos, tal vez nos recuerden el exceso formal y el
derroche económico de algunas
arquitecturas que, al servicio del ego personal y el oportunismo de los irresponsables que las encargan, han dejado
de lado el protagonismo de las personas.
Podemos poner miles de ejemplos de lo contrario, de
maravillosos edificios y entornos realizados por arquitectos con medios y
presupuestos proporcionados, plenos de profesionalidad, conocimiento y sensibilidad. De un
magnífico nivel de la Arquitectura española, reconocido internacionalmente.
Podemos decirlo porque es verdad pero, reconozcámoslo, no será fácil argumentar con
esa pesada rémora.
Tenemos que explicar
al águila y a toda una sociedad -
educada en su nido - el inmenso daño que se ha
hecho ya
y el que se hará sometiendo a la arquitectura a esos instintos y del
desenlace irreparable al que nos llevaría la aprobación de esta Ley en los
términos que se nos anuncia.
Que nadie vea esto como un enfrentamiento de los arquitectos
con los ingenieros. En España hay y
trabajan miles de magníficos ingenieros…..como ingenieros.
…………….
La democracia española necesita para subsistir una revisión
integral de la educación, pensada en profundidad por quien saben hacerlo y
consensuada, hecha para durar, al margen de avatares y oportunismos políticos.
Una educación que ensanche la mirada de
las personas, que las haga atentas y sensibles a tantas cosas importantes hoy
arrinconadas. Ciudadanos con formación y criterio para valorar lo valioso y rechazar lo necio y lo cutre,
venga de quien venga. Ciudadanos mejores de donde puedan salir mejores
políticos.
Muchos hemos dedicado
una parte de nuestra vida al ejercicio
de la arquitectura y otra, muy importante, a mostrar a los alumnos la belleza y
la importancia de lo que hacemos y
podemos hacer como arquitectos. Miles de horas de esfuerzo de los estudiantes preparándose
para ello en una carrera
dura y compleja, no siempre bien
entendida, en su necesaria evolución, por los recientes planes de estudio. Al acabar, el mercado (de rapaces) solo les ofrece un 50%
de paro, contratos basura o la emigración.
Si esta Ley, torpe e injusta, se promulga como la conocemos, pondrá en grave
peligro no solo la profesión de arquitecto sino también la Arquitectura. Será un inmenso fraude para todos.
Jose Manuel Sanz, arquitecto y profesor