Como ninguna investigación se produce sola, ni nadie que investiga lo hace en soledad, es imprescindible mencionar que la presente reflexión tuvo lugar contando con la inestimable ayuda de la profesora Almudena Ribot, en el contexto de su seminario Build it Together, enmarcado en el MPAA 6 de la Escuela de Madrid.
Gracias a Almudena y a todas las personas que, mencionados al final de este artículo, colaboraron de una u otra manera.
Madrid, Octubre del 15
1. ESTADO DE LA CUESTIÓN: Nomadismo, Okupación,
y hogares dispersos.
La contemporaneidad es una pura
incertidumbre, un alejamiento de las realidades fijas, inamovibles y
preconcebidas, donde las casualidades aumentan, y las causalidades disminuyen. El
ciudadano contemporáneo se halla ante la encrucijada, vieja en el fondo, pero nueva en nuestro sistema de expectativas,
de deber adaptarse a un medio distinto, profundamente volátil, e intensamente
ambiguo.
El nomadismo es la respuesta masiva
a una de las cuestiones fundamentales que definen nuestro tiempo: la idea de lo
precario. Así, ante la falta de cumplimiento de lo esperable, la generación que
fue educada en la enseñanza de que el progreso era una constante infinita,
asume el hecho de que sus circunstancias no son enteramente controlables, y
dependen de factores casuales y ajenos a su voluntad. Influyendo este hecho especialmente
en una población específica, encargada de definir algunas de las pautas de
comportamiento contemporáneas, nos hallamos ante un “nuevo habitante” de la
sociedad urbana actual, que asumiendo su necesario movimiento y su “no
pertenencia” a lugares concretos, acaba por instituir un nuevo concepto de casa
y una nueva idea de hogar, a la que la arquitectura debe saber encontrar una
respuesta consecuente.
En este contexto nos encontramos
ante un nuevo paradigma del habitar, del vivir el espacio doméstico. Dejando
atrás planteamientos pasados, en los que la casa era entendida por la
arquitectura y por la sociedad bajo un sentido de pertenencia y de
propiedad, la constante necesidad de
cambios de lugar de residencia y de planteamientos vitales, hacen entender la nueva casa como un hecho temporal
y utilitario, sustituyéndose la idea de hogar por domicilio, y reduciéndose la
relación emocional del habitante con el espacio habitado. Al mismo tiempo, y entendiendo este fenómeno dentro del
contexto del uso indiscriminado de internet como herramienta de comunicación
masiva, nos encontramos ante la adulteración del concepto hogar por una
progresiva virtualización de su significado. Si el migrante de la primera mitad
del siglo XX asumía que la distancia física significaba un alejamiento absoluto
del concepto de hogar original, implicando esto una empatía mayor con su nuevo
contexto, el nuevo ciudadano nómada se encuentra ante la posibilidad de
sustituir el hogar por una virtualización del mismo provocando estar
físicamente en un lugar, y mentalmente en otro. El migrante entiende al fin
internet como un instrumento de sustitución que le acerca sólo virtualmente a
lo que él anhela y necesita, alejando el concepto hogar de su realidad física
originaria, para someterlo a un proceso de virtualización que lo hace ambiguo e
indeterminado.
Es en un contexto social y cultural
líquido, en el que como ha sido descrito el concepto hogar ha dejado de
significar un hecho físico e invariable , donde situamos la okupación como un
fenómeno que aun partiendo de reivindicaciones políticas concretas, es significante
de una manera de entender la contemporaneidad en base a incertidumbres
constantes. Entroncándola así como un tipo de nomadismo contemporáneo, nos hallamos
ante la necesidad de interpretar la okupación como una variación del concepto
hogar, en el que éste es tratado como un mero soporte circunstancial.
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El
nomadismo es arquitectónico, el espacio una representación de las certidumbres
o incertidumbres del habitante, la manera en la que expresamos nuestros planes
a largo plazo, o nuestras inseguridades
aseguradas. La okupación no es más que un caso más, otro símbolo de la una
civilización líquida.
La
generación rolling es una generación IKEA, una generación que interpreta la
casa como un soporte variable, casual y no causal , y en el que una colección
de módulos despersonalizados que permiten la habitabilidad se entienden como
infill , como única constante reconocible en el espacio de la incertidumbre
2.
OKUPACIÓN COMO ACCIÓN URBANO-POLÍTICA: Soporte e Infill
La
okupación parte del condicionante de necesitar un hecho físico que le acompañe.
Como fenómeno que trasciende la pura abstracción reivindicativa, parte de la
base de la manipulación y la variación de un elemento espacial, y por tanto
arquitectónico, que responda a los conceptos que la generan. Este hecho abre el
camino del entendimiento del fenómeno en base a parámetros urbanos,
estableciéndose una relación directa entre la acción política ( el hecho de
okupar ), y la acción urbana ( dónde okupar y cómo afecta la okupación al lugar
okupado ) . Partimos por tanto de la base de entender el proceso de okupación
no como un fenómeno casual sino estrictamente causal, en el que el lugar
elegido deberá responder a una serie de requisitos que dependan de la acción
social que sobre él deberá producirse . Así, es necesario partir de la idea de
que todo hecho urbano es, en sí mismo, un hecho político, siendo cada decisión
urbana una decisión que afecta y que provoca conductas determinadas. De esta
manera entendemos la okupación como una acción político-urbana que pretende,
precisamente, ser capaz de generar circunstancias urbanas y conductas sociales
alternativas a la ciudad.
Para ello,
y partiendo de las ideas establecidas por Habracken en torno concepto soporte y
al concepto infill, se entiende la okupación como un hecho en el que el espacio
okupado es el soporte sobre el que se produce el infill que ésta genera, a modo
de acción política. Así, si los planteamientos del propio Habracken se referían
al soporte como un lugar que permitía y posiblilitaba una serie de acciones
libres e indeterminadas de manipulación espacial por parte de unos usuarios
activos, comprendemos la casa okupada como el lugar a través del cual se hacen posibles las acciones que un conjunto
de personas tienen la voluntad de llevar a cabo en un punto de la ciudad en
contcreto. La casa okupada se entiende así, bajo una nueva concepción del
open-building tradicional de Habracken, como el lugar en el que la acción es la
variable dependiente del soporte elegido por un colectivo determinado.
3.
DESPLAZAMIENTOS
Parte del entendimiento del fenómeno de la
okupación como fenómeno político-urbano, es el análisis de la elección de los
lugares okupados por parte de una u otra comunidad. Lejos de entender que los
lugares okupados responden exclusivamente a la posibilidad de encontrar lugares
vacíos y disponibles, y si partimos de la
base de comprender la okupación como un movimiento que conlleva una acción
política implícita, es fácil presuponer que dichos desplazamientos sean
consecuencia de la acción a llevar a cabo. De esta manera y comprendiendo la
okupación como un tipo de nomadismo político en el que la acción es parte
fundamental del hecho que implica el desplazamiento, es imprescindible el
análisis de los mismos en base a los diferentes contextos.
El caso concreto de la ciudad de Madrid es, en
este sentido, clarificador. Partiendo de la base de no haber sido un ejemplo
excesivamente significativo dentro de la cultura okupa española y europea, sí
son, sin embargo, evidentemente sintomáticos los desplazamientos que en ella se
han venido produciendo a lo largo de las tres últimas décadas. Analizando los primeros
movimientos producidos a lo largo de la década de los años 80 en la ciudad, nos encontramos con una
estructura de casas mayoritariamente pequeñas, conformadas por pequeños
colectivos, y situados fundamentalmente en los barrios periféricos. La
naturaleza de estas pequeñas estructuras viene definida por el entendimiento de
la casa okupa como un espacio estrictamente privado y en cierto modo privativo,
sin vocación de generar una acción política con repercusión urbana y social en
el exterior, y que parten de una endogamia grupal que impide la relación
transversal con participantes exteriores. Es por tanto significativo que,
entendiendo la elección del lugar como un elemento vinculado con la acción que
se quiere realizar, estas pequeñas estructuras se situasen en las áreas
periféricas, donde el nivel de visibilidad estaba evidentemente más limitado, y
donde la capacidad de divulgación pedagógica era también claramente menor. Así,
y partiendo del marco teórico en el que estamos estructurando el discurso, nos
encontraríamos en este caso con soportes cuya localización era más casual que
causal, y cuyos infills son prácticamente inexistentes en los que no existe intención
de generar cambios contextuales y la reivindicación se reduce al el hecho mismo
de okupar un espacio en desuso.
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Esquema de desplazamientos de los movimientos okupas en la ciudad de Madrid desde los Años 80 |
Sin embargo,
y si pasamos a observar la situación a través de los últimos años,
década de los años 10 fundamentalmente, encontramos cómo el desplazamiento del
centro de gravedad de estas estructuras de la periferia al centro de la ciudad
coincide con una variación fundamental en las acciones producidas por la propia
estructura. Si las casas okupadas de la periferia en los años 80 se distinguían
por ser organismos pequeños, exclusivos y fuertemente identitarios, las nuevas
estructuras desarrolladas durante la última década partían de conceptos casi
contrarios a la realidad anterior.
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Diagramas de comportamiento en los movimientos okupas de la ciudad de Madrid. A la izquierda, esquema Años 80. A la derecha, esquema Años 10 del presente siglo. |
Haciendo evidente que el desplazamiento a
una zona de mayor visibilidad y por
tanto de mayor influencia social conllevaba un cambio en el infill, esto es, en
la acción que se llevaría a cabo desde los nuevos soportes, las nuevas
estructuras pretendían partir de una vocación fundamentalmente pedagógica; lo
privado se hacía público, lo exclusivo inclusivo, y lo endogámico,
colaborativo.
El desplazamiento es por tanto una herramienta
urbana producida para complementar y
hacer posible la intención socio-polítca. La elección del lugar, que aunque
partiendo de premisas éticas completamente distintas se puede entender en base
al lenguaje mercantil y al estudio inmobiliario tradicional, establece la naturaleza
de la acción que será llevada a cabo, durante el periodo de tiempo que dure la
okupación.
4
EL PATIO MARAVILLAS DE MADRID
El Patio
Maravillas de Madrid no sólo es quizás el ejemplo más completo de espacio
okupado en la ciudad de Madrid, sino que, a través de él, logramos comprender
perfectamente la idea de espacio okupado como espacio-concepto. El espacio se
hace idea, transgrede la idea de función y de uso, y se convierte en
significado.
Así, el
lugar elegido y su manipulación posterior se hacen imprescindibles. Ambas deben
responder a la acción que sobre él se va a desarrollar, al infill que a partir
de él se va a producir. En este sentido era necesario plantear el lugar de
okupación en una zona de amplia influencia y que debía funcionar en dos escalas
urbanas diferentes, una global, eligiendo el centro de la ciudad como área con
mayor visibilidad y capacidad
pedagógica, y otra local, asentándose en un barrio en el que las dotaciones de
carácter social eran escasas, o prácticamente inexistentes. Así, en las dos
localizaciones que han existido hasta el momento ( Calle del Amparo 8 y Calle
del Pez 21 ) la vocación de Patio Maravillas fue la de crear un espacio que
lograse sustituir a la administración en aquellas carencias que ésta estaba
mostrando. La primera razón por tanto de ese desplazamiento del que antes
estábamos hablando radicaba en la voluntad de generar un espacio que dejaba de
ser exclusivo y endogámico, para convertirse en una puerta abierta a la
participación a nivel colectivo. Partiendo por lo tanto de la okupación como
denuncia en sí misma, que en el caso del Patio Maravillas de la Calle Pez
transformó un conjunto de viviendas abandonadas por los excesos especulativos,
en un Centro Social Autogestionado, se pasaba a la acción sostenida en el
tiempo. Dicha acción entendida como propuesta colectiva ha generado en el
Barrio de Malasaña y Conde Duque durante los últimos años no sólo un punto de
encuentro y un espacio de pertenencia para los vecinos de dichos barrios, sino
un verdadero generador de cosas, de actividades que en forma de taller, de
grupos de consumo, o de clases de español para inmigrantes, han logrado hacer
entender que el espacio es, además, capaz de generar acciones positivas
evidentes a través de su manipulación sociológica.
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Esquemas de okupación y generador de actividad en la alteración del espacio del Patio Maravillas de Madrid de la Calle Pez |
5.
CONCLUSIONES
A veces
parece fácil ver, a través de un pequeño ejemplo, cómo todo tiene la capacidad
de cambiar a una gran velocidad. La sociedad contemporánea urbana se parece
asombrosamente poco en mucho de lo fundamental a la que vivía en nuestras
ciudades de hace tan sólo 30 años.
Factores clave como la comunicación masiva a través de internet, la eliminación
conceptual de muchas de nuestras fronteras mentales, o la falta de voluntad en
los desplazamientos de un nuevo tipo de habitante-migrante, hacen de la
sociedad contemporánea una sociedad líquida, olvidada de las antiguas certezas que
la relacionaban con cierto sentido arraigado del habitar. El hogar ha pasado de
ser la variable independiente de nuestras sociedades a convertirse en una
variable que depende de otros muchos factores externos, haciendo del hogar un soporte imprevisible. La
arquitectura tiene en este sentido la responsabilidad de encontrar en este
fenómeno social una de sus herramientas más provocadoras, que genere en la
vivienda planteamientos no sólo de flexibilidad sino de identificación con
espacios vividos en algún caso por tiempos limitados.
En este
sentido, se plantea el caso de estudio, la okupación, desde una visión casi
alegórica. Utilizando este fenómeno de nomadismo contemporáneo colectivo, entendemos
que la arquitectura debe saber crear nuevos instrumentos de pertenencia, que
difieran del sentimiento pasado del hogar como lugar perenne e invariable, y
que permitan, a través de la gestión y del entendimiento de la vivienda como un
espacio común de convivencia colectiva, un nuevo sentido de pertenencia que no
esté ligado al tiempo, sino a la felicidad que genera el encuentro entre
personas. En este sentido se plantea que una vida basada en la incertidumbre y
en el desplazamiento constante no es compatible con el individualismo actualmente
planteado por la vivienda contemporánea,
haciendo necesario aprender de ejemplos como los planteados por la okupación,
que logrando volver a transformar la
vivienda-domicilio en vivienda-hogar, establecen nuevos paradigmas que
contrarestan una situación social desarraigada.
De la misma
manera, cabe entender el fenómeno en un sentido menos alegórico, y que entronca
decisivamente con uno de las grandes problemáticas que hoy se ponen en crisis:
la gestión. Así, es necesario entender la okupación no sólo como un movimiento
de reivindicación política sino de sustitución de las carencias urbanas no
cubiertas por la administración. De este modo, la okupación pone en crisis a
través de métodos de gestión no sólo más horizontales sino directos, fáciles e
intuitivos, la absurda complejidad de una sociedad urbana excesivamente
normatizada y cuyos organismos burocráticos logran hacer coagular necesidades y
voluntades básicas de los vecinos de los barrios en nuestras ciudades. Es
necesario replantear la enorme distancia existente entre los organismos
oficiales de gestión, y las necesidades y voluntades de los vecinos. La
opacidad existente, así como la intensa pérdida de energías económicas y
humanas en el proceso, no sólo son generadoras de una inmensa corrupción, sino que eliminan la
capacidad innata que como ciudadanos,
tenemos como participantes.
5.
BIBLIOGRAFÍA Y AGRADECIMIENTOS BIBLIOGRÁFICOS.
Aunque ninguna investigación es investigación si
no se han consultado las obras de personas que, antes que nosotros, han pensado
y reflexionado sobre un tema en concreto, en este caso el asunto tratado hacía
necesario que la investigación contase, además, con los relatos de personas que han tenido la
oportunidad de vivir la okupación como una vivencia personal. El testimonio de
personas que han experimentado este fenómeno de primera mano ha sido
imprescindible para escribir este artículo. Nos gustaría agradecer su
colaboración al arquitecto Pablo García Bachiller, de Arquitecturas de la Necesidad, y a la
arquitecta Belén Sánchez, del colectivo Decrece Madrid, por darnos su visión
personal como arquitectos a través de sus vivencias particulares y sus
experiencias personales. A la arquitecta
Verónica Sánchez, de N´Undo, por ser una constante provocadora de buenas ideas, y a la
socióloga Ángela García Bernardos por conectar, desde la perspectiva
antropológica, las visiones arquitectónicas que planteaba este trabajo.
Además, han sido consultadas las obras y las
páginas web:
Arquitectura y Política _ Josep María Montaner + Zaida Muxi
Okupa Madrid, 1985-2011 _ Seminario de
Historia Política y Social de las Okupaciones en Madrid-Metrópolis. Ed Diagonal
Donde están las llaves _ Ramón Adell Argilés y Miguel Ángel Martínez. Ed Catarata.
Madrid, Mayo del 15